¡Hola amigos del mundo del caballo!

 

Recientemente estuve arreglando mi casa y me topé con muchos premios y escarapelas que tenía desperdigados. Algunos guardados en cajas, otros entre mis cosas de montar, otros en medio de montañas de peluches y así sucesivamente…. Me di cuenta que eran pocos los que tenía expuestos de alguna manera especial así que decidí buscar opciones para hacerlos parte especial de la decoración de mi casa. Hoy os quiero dejar algunas alternativas para darle un uso más “decorativo” a vuestros premios ¡Espero os guste!

Lo ideal sería tener un guadarnés como el de la Yeguada Arauzo, donde cualquier premio tiene cabida entre tantas hermosas reliquias de valor. Ahí no sólo lucen extraordinarios sino que están en donde mejor podrían estar, junto a los caballos…

Desafortunadamente pocos son los guadarneses que a su vez parecen museos, así que en la mayoría de las ocasiones nos vemos forzados a llevarlos a casa para luego terminar empolvados en el baúl de los recuerdos.

 

A continuación os quiero dejar un collage en donde podéis ver distintas maneras de decorar con vuestras escarapelas. Me ha parecido sumamente original :)

Una de mis decoraciones favoritas fue sin duda la que utilizaba el filete como elemento decorativo principal. Así que decidí aventurarme y elaborar la mía :)

 

A continuación podéis ver lo sencillo que es… ¡Sólo se necesitan 3 cosas!

Con la cinta hice un doble lazo para darle más volumen y este fue el resultado…

Luego lo cosí a la escarapela y ésta la encajé al puente del filete de manera perpendicular.

¡¡¡Este fue el resultado!!!

Ahora lo puedo colgar fácilmente o incluso utilizarlo como elemento decorativo (o regalo) para estas navidades.

 

¡¡¡¡Queda precioso!!!!!

 

Son manualidades muy sencillas que os servirán para revivir tanto esfuerzo y tantas victorias. Os animo a intentarlo :)

 

Nos vemos de nuevo en dos semanasssssssss

 

MUAHHHHHHHHHHHHHHHH

 

 

Créditos:

 

Fotos: Alberto Hernández @alberto_hndz

 

Makeup & Hair: Sandro Nonna @sandrononna

20 octubre 2017 — Astrid Klisans