Todo jinete que monta a caballo pasa o ha pasado miedo en alguna ocasión. Sin embargo “miedo” es una palabra tabú en este deporte, no sabemos muy bien por que pero es así. Tanto reconocerlo, admitirlo como hablar de ello es algo que se obvia, algo a lo que no se hace referencia nunca, salvo para en algunas ocasiones  humillar, infravalorar o desprestigiar a un jinete. Sin embargo sin duda es un gran error, porque para superar cualquier situación de miedo en primer lugar hay que admitirla, en segundo lugar hay que analizarla, en tercer lugar intentar combatirlo y en definitiva superarlo. El miedo es lógico, cuando proviene del desconocimiento de lo que ha generado esa situación o de la técnica a emplear y esto generalmente nos lleva a la falta de control y por tanto a pasar a una situación de miedo. Por el contrario la seguridad nos la aporta el dominio de la técnica y el conocimiento de la situación (el preveer y anticiparse a la reacción del caballo ante cada situación). Por tanto hablemos del miedo y de cómo combatirlo alcanzando seguridad en nosotros mismos. Para ello analicemos lo siguiente:

¿Por qué hay que conseguir seguridad?

• Porque los jinetes pasan miedo como es natural en un deporte considerado de alto riesgo

• Porque es la clave para analizar y dar un paso más hacia adelante en la equitación.

• Porque si el jinete no tiene seguridad el caballo tampoco.

• Porque lo que nosotros sentimos se lo transmitimos al caballo.

¿Para qué vale la seguridad?

• Para primordialmente transmitirle al caballo esa seguridad.

• Para que el caballo quiera colaborar cuando le pidamos una determinada acción.

• Para alcanzar más técnica.

¿Cómo alcanzar la seguridad?

• Conociendo el terreno sobre el que “nos movemos” (es decir conociendo en primer lugar al caballo como ser vivo)

• Transmitiendo confianza mutua, tanto el jinete como el caballo se atreverán a dar ese paso hacia adelante.

• Con método de trabajo, firmeza, y respeto al caballo. 

 

El caballo

El reino animal, en el cual el hombre se incluye, está dividido en presas y depredadores. Lo primero que hay que decir es que el caballo es una presa y el hombre un predador, con lo cual ya empezamos mal para querer conseguir una buena relación. Tenemos que convencerle de que no somos un predador y por lo tanto no le vamos a atacar. Sólo queremos conseguir por un lado su confianza y por otro su respeto. Si además le transmitimos que eso mismo es lo que nosotros le vamos a ofrecer a él, confiando y respetándolo (cosa que no siempre se cumple) lograremos nuestro objetivo primordial;la confianza mutua. Para ello analicemos según nuestra actitud frente al caballo , las reacciones que tendrá el mismo;

ACTITUD DEL JINETE                           ACTITUD DEL CABALLO

Movimientos lentos y cordiales                           Curiosidad

Movimientos agresivos                                       Alerta

Gritos – castigo                                                  Defensa

Castigos agresivos                                             Huida

El caballo como ser vivo que es, se mueve, muerde, come, relincha, se asusta… Por lo que no debemos temer todos sus movimientos, sólo hay que conocerlos y preveerlos, porque muchos son habituales de su vida cotidiana y no siempre son advertencia de señal de peligro. Por tanto teniendo en cuenta las reacciones previsibles por parte del caballo, debemos  siempre mantener unas distancias de seguridad (se asusta y huye, da coces, pisadas, se quita moscas con la cola y sus miembros posteriores…).Así evitaremos situaciones de riesgo y por tanto de miedo.

El jinete

El miedo a montar a caballo: Cualquier jinete en alguna ocasión ha padecido, padece o padecerá “miedo”, esa palabra que en el mundo de la hípica es tabú y que a la mayoría le cuesta reconocer. El miedo existe en la equitación y no pasa nada por sentirlo y reconocerlo. Una vez reconocido, ahora hay que superarlo. Para ello habría muchos temas que todo jinete debería conocer. Aquí tratamos algunos de ellos; como son: conocer las reacciones del caballo, la importancia de estar en forma (tanto el jinete como el caballo), la correcta colocación del equipo, la seguridad, el método de trabajo, el respeto mutuo, etc. El miedo puede provocar en el jinete; bloqueo, agresividad, abatimiento o abandono y con cualquier de estas 3 actitudes lo único que provocaremos será una respuesta negativa por parte del caballo.

La sensibilidad montando a caballo: La sensibilidad nos sirve para dos cosas fundamentalmente. Una, para percibir las posibles reacciones del caballo antes de que él mismo las ejecute (miedo, dolor, desconfianza, inseguridad, curiosidad, etc.). La otra para demostrar una muestra de afecto al caballo, reconociendo su estado físico y mental (enfermo, cansado, estresado, hambriento, sediento, deseoso de salir, aburrido…). De manera que le proporcionemos remedios. Estos dos puntos tienen mucho que ver con la seguridad del jinete, puesto que si nosotros sabemos que le pasa al caballo y somos conscientes de que no nos quiere dañar, sino que nos está comunicando algún estado de ánimo, nuestra actitud cambiará. Aquí es donde entra la confianza mutua. Si hay comunicación entre ambos, por ejemplo en una situación en el que el caballo se asusta por una bolsa que sale volando y él se quiere escapar, el jinete debería ponerse al paso y le acariciaría hasta tranquilizarle. Entonces podemos decir que existe comunicación y por tanto el caballo confiará en su jinete. Porque cuando el caballo ha transmitido “esa bolsa me asusta” y el jinete le ha comunicado con una caricia transmitiendole: “no pasa nada, vamos al paso para que lo puedas ver mejor”, se crea una estrecha relación de confianza. Si por el contrario el jinete le castiga, el caballo interpretará: “las bolsas además de miedo provocan castigo” y por tanto no entenderá porque encima de sufrir miedo por el ruido que provoca la bolsa, el jinete le da fustazos o se enfada y esta actitud lo que provoca es una inmensa desconfianza en el caballo. Por otro lado si el jinete no tiene ninguna reacción, si no hace nada al respecto y deja que el caballo huya el caballo pensará que si su jinete no le tranquiliza es que hay un motivo para tener miedo así que “salgamos corriendo los dos”.

La firmeza montando a caballo: Hemos hablado de sensibilidad, de cariño, de comunicación… ¿Pero está reñido con la firmeza? ¿Qué significa la firmeza?. La firmeza significa que cuando damos una orden, el caballo ha de cumplirla y si no la cumple el jinete debe insistir hasta conseguirlo sin abandonar tirando la toalla. Sino usando todas las ayudas que tenemos (tacón, espuela, fusta, la voz…). El caballo tiene que percibir que el jinete es quien “manda” y que no hay hueco para las tomaduras de pelo. Los caballos sobre todo los purasangre son listos en ese aspecto, rápidos en aprender y aprenden igual de rápido tanto lo malo como lo bueno. Por lo tanto si el caballo ve que ha colado su tomadura de pelo, cada vez irá a más. Podríamos resumir diciendo que  la firmeza a caballo es la actitud que el jinete debe optar para poder dominar a su caballo, pero comunicándose con él a través del premio y del castigo. Como toda educación y no olvidemos que montar a caballo es educar (domarlo) y la obtención de un buen resultado depende de la motivación existente (ha de haber un premio) de manera que el caballo quiera colaborar. Si acostumbramos a nuestro caballo a agradecerle su colaboración con unas caricias o rascando su cruz o dándole una golosina, él estará deseando recibirlo por lo tanto deseará colaborar cada vez más. Así mismo el jinete debe dejarle muy claro que si se revela por pura tomadura de pelo, porque no se quiere esforzar o no quiere trabajar eso traerá un castigo (utilizando la fusta con medida pero con firmeza). Pero aquí vienen la mayoría de los problemas, o se utiliza con exceso y crueldad o todo lo contrario, se tiene miedo a utilizarla. Los toquecitos de fusta no sirven para nada. La fusta se debe utilizar poco o lo menos posible, pero cuando se utiliza hay que utilizarla de verdad, para no despistar al caballo, porque un golpecito de fusta lo que el caballo puede interpretar es que le estás espantando una mosca como lo haría él con su cola. Con un sólo fustazo pero firme debería ser suficiente  y aquí sí que hay que tener un mínimo de valor y dar un fustazo como es debido para que  al caballo le quede clarísimo que con el de “arriba” no se juega.

 

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25 diciembre 2013 — Rider Collection
Etiquetas: Equitación