¡HOLA amigos!

Comenzamos el año y no quería dejar de desearos todo lo mejor para este 2017. Que el amor, la salud y la prosperidad reine vuestros hogares y como no, vuestras cuadras. Desde “Con breeches y a lo loco” os deseamos un año lleno de aventuras ecuestres, escarapelas, escapadas al campo, galope al viento ensordecedor y todo aquello que os una más a vuestros caballos.

 

Por mi parte quería comenzar el año abordando uno de los temas claves de la equitación: la elección de un buen profesor. Antes de comenzar a desarrollar tópicos más específicos, considero importante hacer énfasis en una de las grandes bases del mundo ecuestre y como no, cualquier deporte.

 

Mi insistencia en profundizar este tema nace en mi preocupación al ver muchos iniciantes del deporte cometiendo graves errores, la gran mayoría de ellos como consecuencia a la falta de un profesional que les guíe.

 

Para montar bien a caballo es imprescindible contar con un buen profesor. Una persona calificada que nos instruya en este mundo tan sumamente complejo. Y no solamente eso, sino que estamos hablando de uno de los deportes considerados de mayor riesgo. Con la ayuda de un experto, podremos aprender a resolver las dificultades mientras progresamos a un ritmo adecuado.

 

No cualquiera puede ser profesor pero, por desgracia, en la actualidad se ve mucho personal descalificado impartiendo clases. Personalmente he visto muchas tandas grupales en donde la mitad (o más) de los jinetes (adultos y niños) van rebotando en sus monturas mientras se les pretende enseñar a saltar. ¿Pero cómo va a saltar alguien que no sabe ni trotar sentado? Es lo que siempre he pensado… Pero la triste realidad es que la falta de conocimiento del público les hace obviar este tipo de problemas, problemas que pueden resultar en un desafortunado accidente.

 

Si decidís comenzar a montar a caballo, mi consejo sería que hagáis vuestra búsqueda hasta que deis con un buen profesor. Pero ¿cómo se consigue un buen profesor?

 

Para dar con un buen profesional es necesario realizar una búsqueda exhaustiva y como no, preguntar la experiencia de algunos alumnos y ex alumnos del mismo. Personalmente creo que un buen profesor también debe montar a caballo. Seguramente hayáis dado por hecho que un profesor de equitación “monta a caballo”, pero no. Hay muchos que dan clase “pie a tierra” pero llevan bastante tiempo (años en muchos casos) sin subirse a un caballo. Personalmente creo que un buen profesor debe ser capaz de subirse a nuestro caballo en un momento determinado a resolver una situación que se nos haya podido salir de nuestras manos. Creo que es fundamental “el apoyo físico” y no únicamente el impartir la clase en modo verbal.

 

También considero importante investigar los logros de este profesor y preguntarle en que competencias ha participado o está participando, que disciplinas ha practicado y que logros han obtenido sus alumnos. Hay muchos “entrenadores” que presumen de grandes caballos, montan a diario, pero no han participado en una sola competencia en años (o en su vida). No quiere decir que sea una persona descalificada, pero si nuestra meta es practicar el deporte seriamente e iniciarnos en el mundo de la competición, este factor es un punto a analizar detalladamente. Por el contrario, si queremos montar esporádicamente, quizá podamos prescindir de una persona activa en el mundo competitivo. De una u otra manera, es un punto que considero importante analizar.

 

A parte de sus cualidades como jinete considero sumamente importante sus cualidades humanas. Después de haber pasado por las manos de varios profesionales, considero indispensable el respeto mutuo, la honestidad y el establecer metas claras. Un profesor debe ser exigente, pero esto se puede implantar desde el respeto. Así mismo, el alumno debe saber escuchar y no "tener una respuesta para todo". También es fundamental establecer metas claras. ¿Quiero montar por placer o dedicarme a la competición?, ¿para mí la equitación es un hobby o es una pasión?, ¿quiero/puedo tener un caballo propio?, ¿cuántos días a la semana puedo dedicarle al deporte?... Preguntas como estas se deben plantear y analizar detalladamente por ambas partes. Será de gran beneficio establecer metas a corto, mediano y largo plazo.

 

De concurso

 

También quisiera aprovechar la oportunidad para hacer énfasis en un aspecto. Ir al campo a caballo también es montar. Hago esta referencia porque uno de los grandes errores que se comete en este deporte es el siguiente: “Me gusta montar a caballo y dar paseos en el campo. Voy a comprarme un caballo y me voy a ir de paseo con él”. Por favor ¡¡¡¡NO!!!! Un caballo puede llegar a ser sumamente peligroso si no sabemos controlarlo y más en el campo atravesando nuevos entornos y en donde siempre se van a presentar situaciones inesperadas. Antes de iros al campo solos o comprar un caballo “para pasear” (este tema ya lo abordaremos más adelante en profundidad) considero de suma importancia que toméis algunas clases de la mano de un profesional. El campo puede llegar a ser más peligroso que la pista...

 

Este aspecto tan poco concurrido y en la mayoría de las ocasiones obviado, fue probablemente el episodio más peligroso de mi infancia. Me fui a galopar en las extensiones de una finca de ganado vacuno cuando de pronto mi “Pinto” se desbocó sin control alguno. Terminamos estampados en una valla de alambre y yo cual colador… Ni se sabía por donde salía la sangre ya que llevaba el cuerpo entero cubierto. Después de un gran susto y una lección de vida, aprendí que sobre un caballo se puede perder la vida si no somos conscientes.

 

Después de este terrible accidente, me inicié formalmente en el deporte. He podido contar con el apoyo de 5 profesores a lo largo de mi trayectoria en el mundo ecuestre. Comencé en la Escuela Militar del Ejército en Venezuela junto a mi profesora Ana Karina quien me enseño el trabajo estilo “volteo”, a la cuerda sin estribos y sin rienda. Todo esto complementado por clases teóricas todos los viernes. Este año dedicado exclusivamente al asiento a caballo fue probablemente la mejor manera de iniciarme. Día de por medio tocaba suelo, pero fue así como aprendí a apretar bien las piernas y a tener una posición correcta.

 

Mi segundo profesor fue el Coronel Chirinos, a quien nunca olvidaré por su estricta y rigurosa enseñanza. Durante todo un año practicamos doma básica en un cuadrilongo, a veces con estribos, a veces sin ellos… Pero esto no era un problema, el problema venía los días que llegábamos a la pista y nos mandaban a quitar la silla, o nos obligaban a intercambiar caballo. Meses después estaríamos saltando hasta 0.90 cm sin silla mientras éramos capaces de manejarnos a lomos de nuestro caballo o algún otro que por sorteo nos tocara ese día. El Coronel Chirinos fue muy importante en mi trayectoria…

 

Después de 3 años en el ejército, comencé a montar en el Club Hípico Caracas con mi guapísima y divertida profesora “Elenita”. Con Elenita pude comenzar a disfrutar un poco más ya que en un club privado los niños tenían “algo” más de derecho a opinar. A lomos de Fendi comencé a saltar y a participar en pruebas de 1.00 m.

 

2 años después comencé con la gran Ceci, y a lomos de Madrigal profundizaría en salto y participaría en competiciones de 1.10-1.20cm. Fueron dos años intensos a lomos de un gran caballo Pura Sangre que me enseño lo que era la victoria. Eso sí, su vena de “hipódromo” nunca le abandonó. Gran castaño de mucha sangre…

 

Si, mi entrenamiento fue todo menos aburrido…

 

4 Años atrás conocería quien es actualmente mi profesor, Rafael Alcocer. Con Rafa fue muy distinto. Yo tuve la opción de elegir…

 

Al llegar al Club donde montaba antes, no tenía muy claro con quien daría clase, pero mi caballo infosado tenía muchas limitaciones y saltar dejó de ser una opción. Casualmente (¡bendita casualidad!) me topé con mi amiga y compañera Susana Pérez quien me presentó a su entrenador, Rafael.

 

Me senté en el bar del club a tomar un café mientras lo veía montar. Sólo tuve que verle 5 minutos para saberlo. YO QUERÍA MONTAR ASÍ… Su postura, su paciencia, su compenetración con el caballo, sus imperceptibles ayudas, todo era impecable. Fuera quien fuera “Rafa”, yo quería montar como él.

 

Rafa concursando con mi caballo Rocco 

 

Al día siguiente estaríamos probando a mi caballo Duque y analizando sus limitaciones y 2 días después se había convertido en mi profesor.

 

No puedo estar más feliz de haber hecho esta elección y haberme topado con un profesional que además se ha convertido en un gran amigo. Hoy no doy un paso sin su sabio consejo y no tomo decisiones que no sean aprobadas por él.

 

De momento llevo 3 años practicando la Doma Clásica y es sin duda mi gran pasión a caballo. Una disciplina mucho más compleja de lo que parece, una disciplina en la que quiero formarme e instruirme como amazona, una disciplina que sólo se puede practicar correctamente de la mano de un profesional.

 

Clinic en Extremadura con Lancera PRE

 

Final Copa Federaciones 2015

 

Social Venta la Rubia

 

Os animo a montar a caballo, a practicar el deporte o disfrutarlo como hobby, pero siempre de la mano de un buen profesional. Será la diferencia entre una gran experiencia o un episodio desastroso. Después de haber cometido muchos errores en el mundo del caballo mi humilde consejo sería que no toméis nunca decisiones apresuradas y tampoco las toméis sin la ayuda de una persona experimentada. Os ahorrará disgustos, tiempo, dinero y también será clave para dar con el caballo adecuado.

 

Por lo pronto me despido, deseando que mi punto de vista pueda servir como sugerencia para todos aquellos que quieren iniciarse en esta hermosa afición. ¡Nos vemos de nuevo en dos semanas!

 

¡¡¡Abrazos digitalessss!!!

11 enero 2017 — Astrid Klisans
Etiquetas: ASTRID KLISANS